PRINCIPIOS BASICOS DEL PERRO ATLETA

La adaptación y los principios básicos del entrenamiento de un perro atleta

por Oscar Hernández Zarzuelo, 2002



Desde hace ya algunos años se vienen escribiendo artículos sobre cómo se puede y se debe entrenar a un perro (Beltran, O.2001). Sin embargo muchos de estos artículos no diferencian, a la hora de basar el entrenamiento, ni la raza, ni en ocasiones la especialidad que practica. ¿Se entrena igual un maratoniano que un corredor de 100 m.l.? ¿tienen la misma constitución física?, estamos todos de acuerdo en que no. Desde nuestro punto de vista, lo que si existe, son unos principios o aspectos generales al entrenamiento de cualquier animal, como son elSíndrome General de Adaptación (SGA) y los principios del entrenamiento deportivo. Por otro lado, como decíamos, aspectos como los métodos, los medios y los lugares de entrenamiento no tendrán nada que ver dependiendo de la raza del perro a la que nos estemos refiriendo y por supuesto, a la especialidad en la que compite.

Hecha esta pequeña introducción, cabría realizar una revisión, de los que hemos dicho, son conceptos que se manifiestan de la misma manera en todos los animales, incluido el hombre

Es el proceso mediante el cual el organismo recupera o restablece el equilibrio tras haber sufrido un estímulo o carga, en forma de movimiento, estando dispuesto o preparado para un estímulo superior al anterior (siempre y cuando se deje el tiempo suficiente de descanso), conociéndose como supercompensación (Fig.1).

De este concepto se derivan las adaptaciones que se producen en el campo del entrenamiento deportivo. Estas adaptaciones pueden ser:

  1. ADAPATACION INMEDIATA: Se produce tras un esfuerzo puntual que genera un supercompensación rápida, que permite en la siguiente sesión repetir el esfuerzo de iguales características al que produjo la adaptación anterior.
  2. ADAPTACIÓN A MEDIO PLAZO: Se produce tras una serie sucesiva de estímulos. Se puede utilizar para que se produzcan durante un periodo de tiempo más largo, por ejemplo 3-4 semanas.
  3. ADAPTACIÓN A LARGO PLAZO: Es la que aparece tras un periodo de tiempo que puede llegar hasta un año o mejor dicho una temporada atlética.

Debe quedar claro que el organismo mejora siempre que se siga sometiendo a este a un esfuerzo, ya que si pasado un tiempo no se ha producido dicho esfuerzo el organismo volverá a situarse en el estado inicial e incluso por debajo (Fig. 2).

Por otra parte, si no dejamos un descanso adecuado para realizar el próximo entrenamiento, o incluir la próxima carga, el animal se irá “sobrecargando” de entrenamientos hasta que entre en fatiga crónica (Fig.3).

Al Incluir un entrenamiento antes de la recuperación del anterior esfuerzo el organismo no recupera y por tanto no se produce el efecto deseado de supercompensación.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que si las cargas que utilizamos para nuestros animales son siempre las mismas, llegará un momento en que el organismo se adapte a ellas y la mejora sea mínima. Ejemplo, si realizamos a nuestro galgo 7 km a trote los primeros días mejoraría pero llegado un punto se adaptaría y lo único que haríamos sería mantenerle la forma, pero no mejorarla.

Por tanto de este primer concepto de adaptación, se podrían derivar dos conclusiones para que nuestros animales mejoren con el entrenamiento.

  1. Para que exista mejora debe haber un aumento gradual de las cargas de entrenamiento.
  2. Para que exista mejora, de la misma forma, hay que dar, sin pasarse, el suficiente tiempo de recuperación entre carga y carga.

Estas dos conclusiones son más fáciles de llevarlas a cabo con los seres humanos, ya que estos nos pueden transmitir sus sensaciones y ponernos en conocimiento de cuál es su estado en cada momento, sin embargo y a pesar de que los perros no pueden hacerlo, podemos obtener índices indirectos que nos den una valoración muy aproximada de su estado y de si el entrenamiento previsto está dando los resultados apetecibles. Me estoy refiriendo a índices como la frecuencia cardiaca de reposo o la temperatura corporal. El análisis de estos factores tal vez ocuparían un artículo posterior.

Cuando hablamos de los medios y métodos del entrenamiento nos estamos refiriendo al qué hacer con nuestros canes, es decir, a las cargas diarias que utilizamos para que mejoren. Sin embargo cuando hablamos de los principios del entrenamiento nos estamos refiriendo al cómo usar racionalmente dichos métodos. Aunque cada uno de los principios exigiría un análisis más profundo, a continuación haremos un pequeño esbozo de cada uno de ellos, con ejemplos que ayuden a conocerlos mejor

 


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Para que se produzca adaptación es necesario someter a los sistemas del organismo (respiratorio, cardiovascular, etc) a un estímulo o carga suficiente para que este reaccione y supercompense el estado inicial.

Si un galgo está entrenando diariamente 12 km a una velocidad media de 25 km/h, un entrenamiento de 2 km a 15 km/h no le supondrá ningún estímulo y por lo tanto su nivel de mejora será nulo. Esto es lo que se llama el umbral de excitación y no es más que el nivel de carga mínimo por debajo del cual no se produce mejora.

A medida que el organismo va mejorando, mediante la adaptación, las cargas deberán ir incrementándose, pero este incremento no tiene porque ser solo en cantidad sino que también puede ser en calidad (aumentando la intensidad de las cargas) o en densidad (aumentando el número de cargas diaria o semanalmente).

Este principio tiene que ver más con la monotonía del entrenamiento que con la carga en si. Pongamos un ejemplo, si a nuestro perro le realizamos los paseos diarios por el mismo sitio, llegará un momento que dicha carga no supondrá ninguna motivación, mientras que si variamos el lugar de entrenamiento y por supuesto el tipo de carga (como puede ser aumentar y disminuir el ritmo) supondrá un aliciente extra que beneficiará a buen seguro el entrenamiento.

Este principio sería muy extenso de desarrollar, pero realizando una análisis muy simplificado consistiría en adecuar la recuperación a la carga realizada. Es de dominio público que si hemos hecho una sesión muy fuerte con nuestro perro atleta la recuperación de ésta será larga, sin embargo, debemos tener en cuenta que los entrenamientos son personales e individualizados. Lo que para un ejemplar es un entrenamiento muy suave para otro puede ser una carga muy dura y viceversa. Para ello debemos tener en cuenta variables externas como pueden ser la temperatura ambiente, estado del terreno, edad del can, etc.

Cuando se interrumpe un entrenamiento por la circunstancia que sea (lesión, celo del animal, gestaciones, etc) se produce una recesión de los efectos que se han ido obteniendo a lo largo de dicho entrenamiento. Esta pérdida será de diferente forma dependiendo de la capacidad o cualidad física de la que estemos hablando. Por ejemplo, se tardará más en perder la resistencia aeróbica que la anaeróbica ya que la primera exige un mayor tiempo de adaptación para el organismo.

El proceso de entrenamiento debe estar sometido a una serie de fases, en cada semana, mes, año y vida atlética del animal. En función de dónde nos encontremos el tipo de entrenamiento será diferente. Aquí debe estar el arte del preparador, el cual deberá de saber cuando aumentar o disminuir la carga en función de las fechas en las que desea que su perro brille y llegue a la competición en plenas facultades.

Es muy común en el mundo de los galgos de campo que sus preparadores a medida que se acerca el periodo de competición aumentan las cargas, lo cual, para lo único que sirve, no es solo para que el animal no mejore sino para que se encuentre sobre-entrenado y saturado de cargas, suponiendo en un alto porcentaje de casos el fracaso rotundo. El proceso de entrenamiento debe estar estudiado previamente y calculado para que en las fechas elegidas nuestros perros estén en el nivel requerido, otra cosa es que este no nos de resultado y tengamos que experimentar con otro proceso.

De este último principio ya hemos dejado entrever algo en el principio de relación carga-recuperación. De la misma forma que los animales responden de diferente manera ante las enfermedades y los medicamentos, lo hacen ante el entrenamiento. Por todo ello las cargas de entrenamiento deben adaptarse a las características individuales de nuestros “atletas” , para ello debemos tener en cuenta aspectos como:

  • Herencia: Tamaño, biotipo, etc.
  • Maduración: Unos animales maduran antes que otros con la misma edad.
  • Alimentación: Unos pueden estar mejor alimentados que otros.
  • Actividad diaria: Unos animales son más activos y nerviosos que otros y eso les puede afectar a la hora de entrenar o recibir la carga.
  • Capacidad de entrenamiento: Hay perros que son capaces de “tragarse” el entrenamiento, sin embargo hay otros que a pesar de tener mucha clase son más frágiles y tienen dificultades para realizar volúmenes altos de entrenamiento.

Con este artículo se pretende acercar la teoría del entrenamiento al mundo de los perros atletas. No es más que una síntesis de estos dos aspectos, haciéndolos confluir y llevándolos a las personas que nos dedicamos a este particular arte, que es entrenar a perros atletas.

 

AUTOR

 

Oscar Hernández Zarzuelo